Al final del pasado curso escolar, se dieron unas directrices para que los alumnos repetidores fuesen una excepción: la pandemia, y el consiguiente cierre de las aulas desde marzo, llevó a tomar esta decisión. Claro que, en muchos casos, esas medidas produjeron un efecto "aprobado para todos", fuese justificado o no.
Ahora, cuando se cumple un año del inicio del confinamiento, se vuelve a hablar de lo mismo. La situación ¿es igual que la de hace un año? Claramente, no. Ahora no estamos en confinamiento domiciliario; las escuelas, colegios e institutos vienen funcionando presencialmente desde el inicio de curso, con algunas 'lagunas' debidas a cuarentenas producidas, generalmente, por contagio fuera de los centros; las clases a distancia se han reducido notablemente...
Que ahora se diga que los repetidores sean una excepción (... y el aprobado general, la regla), cuando la situación es muy diferente, no es de recibo. ¿Resultado? Los centros que sigan estas indicaciones -escritas u orales- serán un coladero de alumnos mal preparados: a veces es cómodo no distinguir entre alumnos que no pueden y alumnos que no quieren... Y los centros que opten por un mínimo de exigencia, causarán a sus alumnos un agravio comparativo con los demás. Volvemos de nuevo al manido tema de la igualación por abajo. Eso no es democracia, sino pura demagogia para tener contentos -e ignorantes- a los súbditos. Es un viejo axioma totalitario.