A poco de deambular por la página, descubrí que era obra de un estudiante (Manuel Ángel) de Escuela Oficial de Idiomas de tan sólo 19 años, y que ya llevaba dos años en la red. Le hice algunas colaboraciones puntuales, y entré un día, más por curiosidad que por otra razón, en la Lista de correo de la página. Eso era en junio de 2003. Dicha lista, abierta como grupo de Yahoo, ha ido creciendo y cuenta hoy con más de 200 miembros y unos 3300 mensajes publicados.
Sin embargo, no deseo hablar de su crecimiento, sino de un singular lazo de amistad que une a un grupo de personas bien diversas que frecuentan Latiniando. Casi todo empezó en junio de 2004, por “culpa” de Pepe y de Salvador, dos canarios emprendedores donde los haya, que empezaron a estudiar latín en su madurez siguiendo el método Orberg. Cuando les surgía algún problema, Ana y yo procurábamos responderles y aclarar dudas. Pronto fuimos ambos nombrados profes casi por aclamación, ‘cargo’ que pudimos compartir más adelante con María José y con Carlos. Y se fue creando el ambiente que aún hoy se respira.
Pepe y Salvador han llegado a escribir fluidamente en latín, y a ellos se unieron varios más en su afán de saber, y hoy en día aún continúan surgiendo nuevos alumnos de vez en cuando.
Otros amantes del latín habían ido apareciendo por el grupo. Ya de antiguo, Andrea, Aurelio, Hernán, Óscar (nuestro Ansgarius Mexicanus), Elschsntre (de imposible pronunciación), Alicia, Eduardo… Así, hasta las más recientes incorporaciones de Leonardo, Enrique, Oriol, Daniel, Pep… Seguro que me olvido de alguien, y me disculpo por ello.
Habría que darse un paseo por los más de tres mil mensajes de la lista para captar en todo su sentido el grado de amistad que se ha ido forjando a lo largo de estos años. Y ver la alegría de Pepe y Salvador cuando pudieron conocerse en Almuñécar, durante unas Jornadas de Cultura Clásica, y fotografiarse nada menos que con el profesor Orberg y con Carlos. O comprobar la cara de satisfacción que teníamos Óscar y yo cuando nos vimos en Barcelona durante una hora escasa. O el último y entrañable encuentro con Ana y su familia en Sagunt, hace bien pocos días. Ya hay alguien que anda proponiendo un encuentro más o menos formal de ‘latiniadores’ (otra palabra que se me atragantaba, pero que ahora veo hasta con cariño…).
La red facilita que haya estos ‘milagros’. Pero quienes de verdad los consiguen son las personas capaces de dar y compartir lo mejor de sí mismos, sin más recompensa que la satisfacción de colaborar en algo bonito. Que Latiniando continúe durante muchos años proporcionándonos esas satisfacciones.
11 comentarios:
Quina Ana? La nostra hel·ènica Ana, profe de llatí? No fumis.
No, Sebastià: és un altra Ana, profesora de llatí a València, a qui vaig conèixer també a Sagunt perquè va tenir el detall de venir a veure'm. El món és molt petit..!
:-D Tranquilo, Sebastià, que mi relación con el latín es solamente cordial, como bien sabes. Donde esté el griego ...
He de reconocer que este post me da cierta envidia (de la nuestra, sana) porque no existe nada parecido (que yo sepa) en griego. Esa comunidad y el método Orberg, es lo que por ahora echo de menos en el aprendizaje del griego.
Espero que el grupo de latiniadores se consolide y crezca día a día.
És que alguns som profes bilingües, Ana... en grec i llatí em refereixo.
Salvator meo carissimo amico Ludovico et omnibus amicis huius fori (1) salutem plurimam dicit!
(1) ¡A saber como se dice en latín "blog"!
Desde que Luis comentó en "Latiniando" que este martes iba a hablar de nuestras "aventuras latinas", no dejaba de mirar el reloj y ver como las horas pasaban más lentas que nunca.
Reconozco que me picaba la curiosidad y sobretodo me frotaba las manos una vez más tratando de hacerle alguna crítica. Pero, ni de broma : él sigue cada día haciendo el "más difícil todavía" que dirían en los círculos circenses.
Y ya entrando en materia, nunca mejor que el comentario con el que Luis nos regala hoy, para decir aquello de que es verdaderamente cierto que la vida tiene su lado de "botella medio llena".
Desde que un buen día descubrí Latiniando allá por el mes de Junio de 2004, y entré en su lista de correos con pasos muy tímidos para decir simplemente "quiero aprender latín y griego", no pensaba ni de lejos que mi vida iba a cambiar tanto, tan bien y en tan poco tiempo.
De griego, por desgracia, he aprendido muy poco, aunque Carlos nos "metió" el gusanillo en el cuerpo y no veo el día en que pueda llenar mi vida de helenismos, pero todo llegará, estoy seguro de ello.
En cuanto al latín, me descubrieron ese método tan especial para aprender casi solo en mi aula particular ubicada en mi propia habitación (digo casi "solo", pero queda mejor dicho acompañado día a día por multitud de amigos de todo el orbe) diseñado por mi icono latino particular : el gran y querido profesor Hans Orberg.
¿Dónde se puede aprender latín hoy sin salir de nuestra propia casa y de una forma tan sencilla?.
Y que conste que lo dice alguien para el que la gramática es una de las cruces mas pesadas de soportar.
Pero he aquí que con este método me fueron introduciendo en la vida de una familia romana con la que convivía a diario. Soporté estoicamente la furia de Iulius (el "pater familias" y "dominus" al mismo tiempo de "servi et ancillae") cuando uno de esos siervos se le "rajó" con su "sacculus" lleno de "pecunia". También sufrí las peleas clásicas de sus tres hijos, que como niños que eran a veces andaban a la gresca. Sobretodo, Marcus, que a su "magister" le hacía la vida imposible. Y también disfruté pastoreando y cuidando el rebaño del "dominus" Iulius, teniendo incluso que vérmelas cara a cara con un "lupus" malévolo que se me quería atragantar con una "ovis".
Me enseñaron a contar, a poner fechas al calendario, a saber en qué mes vivía. Charlé animadamente con sus "amici". Paseé por su "villa" cuanto quise y me llevaron a Roma, donde entré por una de sus "magnae portae" y visité las "tabernae", donde compré varias "gemmae" y un "anulus". Me enseñaron a "equitare", me aleccionaron en la vida de los "milites" y hasta disfruté de un "crucero" por el "Mare Nostrum" camino hacia la milenaria "terra Graeca", en el que casi estuve a punto de sufrir un "naufragium" por una "tempestas horribilis". Viví de primera mano el embarazo de Aemilia (la mater, uxor del domus Iulius), sufrí el "cabreo" del "dominus" porque no quería pasar las noches en su "cubiculum" con un "infans" que no le iba a dejar dormir porque era un llorón. Y me apené con la enfermedad de uno de sus hijos que se cayó de un arbol por querer coger un nido de pájaros. Pero también disfruté de su "hortus" y olí el refrescante olor de sus "formosae rosae".
En fin, ¿quien dijo que el latín era una lengua muerta?.
Si conforme me iba adentrando en ella y Luis y los demás profes me iban guiando por la senda correcta, poco a poco iba conociendo gente de todas las partes del mundo gracias simplemente a poder hablar el mismo idioma : ¿quién puede decirme ahora que el latín ha muerto?.
No está muerto, es tan solo un antepasado nuestro aún vivito y coleando que cuida y mima mucha gente en el mundo; la auténtica lengua madre, esa lengua latina que unió en su momento a tanta gente en los mejores tiempos de Roma y que ahora, al igual que en aquellos tiempos y gracias a esta maravilla que es Internet, sigue estando ahí, al alcance de nuestra mano. Yo he tenido la inmensa suerte de conseguir amigos en mil sitios y de tan diversas procedencias gracias a él, que cuando pasan algunos días sin tocar nada relacionado con la historia clásica, es como si me asaltara una enfermedad. Es como esa sensación del drogodependiente que sin su "dosis" padece el "mono", solo que a mi me falta la "dosis" de lo latino, lo heleno, lo clásico, etc.
Sí, efectivamente, querido amigo Luis; contigo y con Ana, Carlos, Mª José, Alejandro, Pepe, Oscar, Eduardo y tantos y tantos otros amigos y amigas, aprendí latín pero sobre todas las cosas aprendí que en el mundo existen gentes maravillosas y ¡que casualidad!, todos y todas buscan, profundizan, bucean, trabajan, etc., en áreas relacionadas con las Humanidades o tienen inquietudes por ellas. ¿O quizá sería mejor decir que además tienen espíritu humanístico y que creen en la necesidad de que las Humanidades resistan el embate de lo estrictamente técnico, científico, material, etc.?.
A mí el latín me llamó la curiosidad por entretenimiento simplemente, pero a partir de ahí comenzaron a abrirse tantas y tantas puertas que mi existencia ha cambiado radicalmente. Ahora prefiero pensar más en la profundidad de la vida, en la filosofía, en lo moral, en lo ético; y eso se me ha ido impregnando de tal manera que sin siquiera quererlo ni pensarlo, me he visto envuelto por todas partes de libros, de diccionarios, de ensayos y hasta he llegado a conocer gente que han pasado de la noche a la mañana de ser gente casi desconocida a tener una amistad intensa.
Si eso lo ha conseguido el mundo clásico, ¡bienvenido sea ese milagro y que perdure muchos años en los ámbitos escolares y en la vida diaria!.
Por eso es por lo que no solo a Luis, Ana, Carlos y a todos los "profes" de Latiniando les doy la más sincera enhorabuena por dedicarse a elevar las conciencias de sus alumnos y alumnas; también va mi cariño y agradecimiento a todos y todas los/las profesores/as de todos los sitios del mundo que día a día acuden a sus clases para impartir estas materias tan maltratadas hoy en día por esta sociedad tan banal y consumista. En vuestras manos está el futuro de una parte de esa juventud que mañana tomará las riendas de nuestra sociedad. Por eso, les ruego que no decaigáis ni un ápice en vuestro esfuerzo diario, porque aunque sean unos pocos a los que les lleguéis al corazón con estas materias, éstos os devolverán con creces lo que habréis sembrado en ellos.
Aunque ahora parezca que no se os valore, os lo digo de corazón : he conocido en estos
últimos tiempos a mucha gente interesada y relacionada con el mundo clásico, con las artes, la filosofía, etc. y entre ella hay gente joven en la que observo un nível de humanismo que ya les gustaría que lo tuvieran más de un médico, un ingeniero o un economista y os lo digo con total seguridad porque trabajo codo a codo con muchos de ellos (afortunadamente y por mi afán por querer "hablar" latín, ya pasé la etapa de ser un "bicho raro" entre ellos : ahora me tratan como si fuera un "erudito", ¡menudos ilusos, si supieran que "solo sé que no sé nada"!).
En fin, Luis, perdona que te haya "usurpado" tanto tiempo y lugar en tu blog, pero no me podía contener las ganas de hablar de como un buen día este canario, a más de 2.000 km. de distancia, sin vernos las caras y sin saber uno del otro, conoció a un tal Luis Inclán; el cuál con el tiempo pasó de corregirme mis "meteduras de pata latinas" con una paciencia infinita (¡pedazo de profesor que eres!), para pasar a ser casi un integrante más de mi familia, al igual que el resto de profesores y amigos de Latiniando.
Tuya/vuestra es la "culpa" de ahora saber que si me encuentro a Julio César por el camino, aunque sea "chapurreando" un poquito de latín aquí y allá, pueda mantener una conversación medianamente digna. Otro cantar es saber hablar perfectamente latín, pero eso con el tiempo ya irá llegando.
Como dice la frase : "marineros somos y en la mar andamos", así que algún día las naves de nuestra vida seguro que atracarán al mismo puerto. Ese día se convertirá en una verdadera fiesta cuando nos demos un "magnus amplexus".
Curate ut valeatis quam maxime, dilectissime amice Ludovice et omnes magistri amicique amantes Linguarum Classicarum!
Salvator Canariensis.
Salvador:
Creo que has agotado la capacidad del blog. Te agradezco, en nombre propio y en el de muchos de mis colegas, tus palabras. A más de uno le irán bien.
Por supuesto que hemos de conocernos "de visu" algún día.
Vale!
Ita, Saluator. Ludouici collegae pro tuis pulchris uerbis gratias maximas tibi damus.
Muy bonito, Luis. Muchas gracias por semejante obsequio. Todos los miembros de latiniando te agradecemos esta profunda muestra de afecto.
Basia tibi.
Ana.
Ana:
Gracias por tu comentario. Tenía yo miedo de que Salvador hubiese agotado el espacio disponible...
Que durante mucho tiempo siga habiendo este ambiente tan grato entre todos.
Saludos cordiales.
Muy querido Luis:
No había podido asomarme a Doceo et Disco hace tiempo, y tenía pendiente leer tu artículo sobre el grupo de amigos que se cobija bajo el nombre de latiniadores.
Me pareció padrísimo (se nota mi origen, ¿no?) y te expreso mi satisfacción y agradecimiento por lo que allí dices.
No dejo de recordar con mucho agrado el buen rato que nos pasamos en Barcelona aquella vez, gracias a que tu bonhomía permitió combinar tu tiempo y tus asuntos con el deseo de conocer a un latiniador, admirador y amigo del otro lado del Atlántico.
No me extiendo más. Vuelvo a felicitarme por conocerte, y a tus alumnos, por serlo.
Un saludo muy cordial y afectuoso, de mi parte y de la de Lupita.
Querido Óscar:
Muchas gracias por tus palabras. He intentado reflejar algo del espíritu que mueve a tantos 'latiniadores'.
Como habrás visto, se ha unido un grupo de entusiastas jóvenes, que han dado nuevo aire al grupo.
Saluda de mi parte a Lupita, y tú recibe un fuerte abrazo.
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