Uno de los rasgos de la sociedad de hoy que más negativamente ha influido en la valoración de nuestras materias lo constituye el miedo a las dificultades. Instalados en una sociedad del bienestar -aunque en patente crisis-, todo cuanto requiere esfuerzo debe ser obviado: hay que hacer fácil y placentero el camino de la vida. Con estos presupuestos, es fácil imaginar con qué ánimos se enfrentarán nuestros alumnos al estudio del latín y del griego, que requieren un esfuerzo que se les antoja inútil e improductivo.Es cierto, si se ha hecho que el alumno aborde el estudios del Latín y del Griego mediante sistemas y métodos totalmente inadecuados, obsoletos, aburridos e ineficaces para comprender la lengua y adentrarse en un mundo que es, de por sí, suficientemente atractivo.
Fijémenos, si no, en lo que afirmaba J. A. Comenius hace ya cuatro siglos:
«Si nos fijamos en el estudio de la lengua latina (aunque no sea más que a la ligera y como ejemplo), ¡gran Dios, qué intrincado, trabajoso y prolijo lo han hecho! Cualquier aguador, cantinero o zapatero de viejo, entre los oficios de baja condición (. .. ) aprenden antes una lengua diferente de la suya, y aun dos o tres, que los alumnos de las escuelas con gran tranquilidad y sumo esfuerzo llegan a conocer tan sólo la latina. ¡Y con qué aprovechamiento tan distinto! ( ... ) ¿De dónde puede provenir esta lastimosa pérdida de tiempo y trabajo sino de un método vicioso?» (COMENIUS, J. A. (1982) Didactica Magna, XI, 11 (México, Porrúa).¿Hay dificultades en el estudio de las lenguas clásicas? Sí, evidentemente. Pero, tengamos en cuenta aquello de Séneca: «Muchas cosas no las intentamos porque sean difíciles, sino que son difíciles porque no las intentamos».
No se trata de evitar gratuitamente los obstáculos para hacer más fàcil el camino, por aquello del 'aprender jugando', la tan de moda 'gamificación'. Pero tampoco hay que seguir anclados en metodologías anquilosadas. Por suerte, ya hace tiempo que en muchos centros se ha renovado la enseñanza del latín y del griego, con la adopción de métodos como el inductivo-contextual (el llamado método 'Orberg', port ejemplo, para el Latín, o 'Polis', 'Alexandros' o 'Diálogos' para Griego). Creo que éste puede ser el camino para una renovación de nuestras materias, que les dé un nuevo aire.
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