lunes, 7 de diciembre de 2015

¡Hay que cuidar el rescoldo!


"La educación sin las humanidades pierde mucho 
en su labor contra la desigualdad"
La frase es de José Luis Pardo, catedrático de Filosofía de la Universidad  Complutense, y aparecía en dia 2 de este diciembre en el diario digital La Opinión de Málaga.  
Una afirmación, que deberían hacerla propia muchos que tienen en sus manos mejorar la educación y que, en cambio no han hecho otra cosa que deteriorarla hasta extremos inconcebibles, desde hace ya demasiados años.

Si, tradicionalmente,  el Latín y el Griego han sido los parias que han pagado las consecuencias de los tijeretazos, ahora le toca el torno a la Filosofía que, si nadie lo remedia, quedará seriamente amputada en el bachillerato.

Nunca ha sido más verdad lo de clamar en el desierto: a las frecuentes voces de aviso, se ha sucedido la sordera más evidente, porque nunca hay nadie al otro lado de la línea...

Estos últimos días han aparecido unas declaracions de Fabiola Giannoti, una eminencia de la Física, y próxima directora general del CERN, que no tienen desperdicio. Quien esté interesado, puede leerlas con calma aquí. Sin embargo, no me resisto a copiar un párrafo:
Soy ferviente partidaria de una amplia educación y de una amplia cultura. Yo soy física, pero fui educada en humanidades y lo aprecio muchísimo. No cambiaría mi educación; si volviera atrás, estudiaría lo mismo (que tampoco fue mérito mío, sino que mis padres me animaron a tener esa educación). Aunque después decidiera estudiar Física, valoro en la misma medida los estudios de música o humanidades, que me dieron cultura y contribuyeron tanto como la física a lo que soy hoy. Es muy importante una educación cuánto más amplia mejor y no especializarse demasiado pronto, porque ya habrá tiempo. Mejor que los estudiantes adquieran primero unos amplios fundamentos. 
No es la primera vez que un eminente científico sale en defensa de la educación humanística, pero sigue sin haber respuesta. Lo triste del caso, es que no parece que la pueda haber a corto plazo: los poderes (políticos, económicos, educativos...) no tienen otro objetivo que la decapitación de cuanto no sea útil, según sus estrechos criterios. Y eso, no parece que vaya a cambiar de un día para otro. Como dice Ignacio García de Leániz en El Mundo digital del pasado día 3:
(...) la universidad se está convirtiendo en Europa -no digamos en España- en una gigantesca y hueca Escuela Técnica o antigua Escuela Laboral que se asemeja a esa caverna de Platón a cuya entrada los jóvenes prisioneros leen ahora un letrero que reza: "En nombre de la sacrosanta utilidad". A los cuales se les ha privado previamente, con la expulsión de la Filosofía en nuestro bachillerato, del derecho a saber que estamos en 'una caverna' y, por tanto, de decidir o no llevar una vida humana.
(...) Pero es que, además, los problemas más acuciantes hoy nos remiten a preguntas y respuestas que habrían de ser formuladas desde los saberes liberales, entre los que se encuentran también el conocimiento ético y moral sin perder de vista que nuestra vida es ante todo vida humana y sus grandes cuestiones son por ello atécnicas. De ahí que nuestro gran problema no es que carezcamos de respuestas para tales interrogantes, sino que el agonizar mismo del discurso humanista nos impide siquiera hacernos tales preguntas.
 El articulo completo, se puede leer aquí.

Ayer mismo vi, en el diario digital Sur, una categórica frase, pronunciada por una profesora de Latín (Ana Clara Roldán), que sin duda comparto:
«La ignorancia y el desprecio a la cultura nos hace peores».

¿Qué toca, mientras tanto -mientras duren los nubarrones-, a los docentes? Pues salvar lo salvable, que no es poco: la dedicación a los alumnos, llevar adelante las innovaciones que se puedan, colaborar con otros colegas para hacer más digerible la espera de tiempos mejores (¡qué instrumento más útil sigue siendo Chiron!),  no perder la esperanza... No sé si algunos lo veremos, pero las Humanidades renacerán: ¡hay que cuidar el rescoldo!


4 comentarios:

Olga dijo...

Creo que en el fondo, la pregunta no es para qué sirve la filosofía, el latín o la historia del arte. En realidad lo que cuestionan es para qué sirve el bachillerato. Esa etapa intermedia que estorba, porque salen a relucir las carencias de la ESO y en dos años brutales los preparas para la universidad. Pero bueno, si es mucho más lógico hacer la prueba de acceso a ciclos y luego desde un ciclo superior se entra en la carrera correspondiente, con convalidaciones y se aprenden entre tanto cosas "útiles" para encontrar empleo.
En serio, creo que la gran cuestionada en todo esto es la esencia misma del bachillerato. Del saber, como fin en si mismo. De la cultura.... Es lo mismo, a otro nivel que hacen con las enseñanzas artísticas en la ESO, por ejemplo.
Puestos a ser útiles, lo que habría que enseñar en las escuelas es a conducir. :-/

Luis Inclán García-Robés dijo...

¡Tienes toda la razón, Olga! Pero no les des ideas, con lo de enseñar a conducir, que ya hay otras cosas igual de "útiles".
Quería indicar que hay que mantener el fuego, aunque sean sólo las brasas, para cuando llegue el momento de resurgir. Ya ves que, dentro de todo, conservo el optimismo.
¡Qué tengáis unas muy buenas Fiestas!

Susana Losada dijo...

Magnífico artículo, como siempre. Es la eterna cuestión (y gran falacia) del utilitarismo. Realmente un alto porcentaje (80, 90%?) de lo que estudian nuestr@s alumn@s no es "útil". Lo útil sólo cubre las necesidades primarias, las fisiológicas y poco más. Todo lo demás, incluídos muchos aspectos de la física y la matemáticas, las canciones que escuchamos, las películas, libros, las tonterías que mandamos por WhatsApp... también serían "inútiles".
Llevo tantos años teniendo que justificar lo que hago, que últimamente, cuando sale el tema, ya digo en clase que la calidad de la persona suele estar en la cantidad de cosas "inútiles" que hace. La pena son los inútiles (en sentido estricto) que elaboran leyes y planes de estudio

Luis Inclán García-Robés dijo...

¡Muchas gracias, Susana, por tus palabras!
Coincidimos plenamente.
Saludos desde la otra punta de la península...