JAMÁS DIGAS NUNCA JAMÁS

A lo largo de su ya centenaria historia, el cine se ha acercado periódicamente al hecho educativo, aunque con fortuna desigual. Una de las películas de este tipo más apreciables de los últimos años es Los chicos del coro.

En un momento de la historia -no recuerdo ya en cuál- se nos dice:

Jamás digas nunca jamás: siempre hay cosas que intentar.

A pesar de que el ambiente que se nos retrata en esa película es el de un internado-reformatorio francés de los años 40, algunos de los problemas planteados no están muy lejos de nuestras aulas de la ESO.

A los ojos de muchos colegas puede resultar utópico pensar que no hay nada perdido, pero creo que todo profesor ha de hacerse siempre planteamientos positivos:

Cuando un alumno parece que ha tocado fondo... siempre hay cosas que intentar.
Cuando el ambiente está enrarecido y no parece el más adecuado para transmitir conocimientos,... siempre hay cosas que intentar.
Cuando los resultados no se corresponden con el esfuerzo que ha puesto el profesor en su tarea... siempre hay cosas que intentar.
Cuando los alumnos están poco motivados... siempre hay cosas que intentar.
Cuando parece que todo tiene más interés que nuestras explicaciones... siempre hay cosas que intentar.
Cuando a un adolescente se le hunde el mundo bajo sus pies... siempre hay cosas que intentar.

Lo último que debe perder un profesor es la capacidad de generar nuevas metas, de transmitir entusiasmo, de inculcar motivación...
Si no, seremos simples mercenarios de la educación, transmisores fríos de conocimientos, cuando no vigilantes de guardería de adolescentes... Sería triste, ¿no?