sábado, 24 de febrero de 2007

EFECTOS SECUNDARIOS

Leí hace poco (la sugerencia vino de Juanvi, nuestro activo 'Hermes'), un artículo publicado en el Diario Montañés por unos profesores de clásicas.
Al final del artículo, titulado 'Lenguas vivas', se decía textualmente:

Tu también, lector, o, lo que es más importante para ti, tus hijos, siempre estarán a tiempo de embarcarse en esta aventura que es el mundo grecolatino, y que engancha. Puede tener efectos secundarios como adquisición de conocimientos y realización de preguntas incómodas. Incluso puede provocar ansias de lectura. Si te embarcas en esta aventura, buen viaje: no te arrepentirás.

En nuestra vida no podemos valorar en toda su dimensión las cosas hasta que no las conocemos con cierta profundidad. ¡Cuántas veces hacemos pequeños descubrimientos que nos llenan de satisfacción!

Pongámonos en el caso de nuestros alumnos de secundaria obligatoria: en concreto, de los que tienen un mínimo de ganas de aprender. Ante ellos, una serie de materias, más asequibles unas que otras, unas más apetecibles que otras. Y llega el momento de enfrentarse a la decisión de optar (los que lo hacen) por un bachillerato. ¿Cómo se van a decidir por las materias clásicas, si su conocimiento previo es nulo, o casi nulo? ¿Quiénes, a pesar de todo, lo harán? Desengañémonos: las clases de latín y/o griego se nutren de prófugos de las matemáticas (y demás ciencias) y de un pequeño grupo que, por razones diversas -un crédito variable, por ejemplo-, se sienten atraídos por la cultura grecolatina.

A pesar de estos comienzos tan poco alentadores, durante los dos años de bachillerato (que no dan para mucho, pero en los que algo se puede hacer) van surgiendo aquí y allá entusiastas del mundo clásico. Y, de vez en cuando, alguien te sorprende afirmando que disfruta traduciendo. O que se ha abierto ante él un mundo apasionante que desconocía. O que descubre su vocación por la historia, por la filología... O que empieza a buscar lecturas sobre el mundo antiguo. Etc., etc.

Sí: el estudio de la antigüedad grecolatina puede tener efectos secundarios: adicción a la lectura, manía por descubrir el significado auténtico de las palabras, locura por conocer los hechos del pasado, ensoñación por la mitología, infección de espíritu crítico...
Justo lo que todos desearíamos en un estudiante de verdad, que lleva camino de ser un ciudadano de verdad.

miércoles, 21 de febrero de 2007

VIAJE DE FIN DE ESTUDIOS

Tengo a mis alumnos de segundo de viaje de fin de bachillerato. Han ido a Roma, y seguro que ahora mismo alguien se estará preguntando cómo es que yo no estoy con ellos. Razones hay varias. La fundamental, que me pasaría el día 'contando' alumnos, por si alguno se ha despistado. No lo puedo evitar. Lo paso mal yo y lo pasan mal ellos.
Hay otros motivos por los que nunca hago un viaje con alumnos que dure más de un día. Quizá se deje entrever alguno en lo que escribo a continuación.

Los viajes de fin de estudios suelen ser de dos tipos:
-los que se aprovechan para compaginar cultura y turismo, y
-los que se plantean más bien lo segundo, en detrimento de lo primero, y lo aderezan con otras cosas.
No me atrevo a señalar cuáles son más numerosos, porque no lo sé. Lo que nunca entenderé es esos viajes para pasar una semana...en la playa: agua, sol, alguna que otra borrachera, discoteca nocturna y sueño diurno... y otras lindezas que me callo.

Por suerte, en mi centro el listón suele estar más alto, y seguro que volverán con la retina llena de imágenes, y les durarán días las referencias que me harán en clase al Panteón, al Coliseo, al Ara Pacis, a las esculturas de los Museos Vaticanos, etc., etc. Y, además, se lo habrán pasado en grande.

Y yo me alegraré doblemente; porque han añadido un plus a su cultura (también a la clásica), y porque se habrán divertido sin necesidad de acudir a sucedáneos de felicidad. Al menos eso espero... Ya lo explicaré a su regreso.

lunes, 19 de febrero de 2007

NVNC LATINE LOQVAMUR!

Más material. Porque las buenas ideas se han de difundir.
Gracias a la información proporcionada por Santi, he sabido de la existencia de unas cartulinas muy sencillas, pero de gran utilidad, para introducir en el aula elementales conversaciones en latín.
Ahora que, en un futuro bien próximo, tendremos latín en cuarto curso de ESO, pueden ser muy aprovechables.

La sugerencia parte del blog dedicado al desarrollo de curso Lingua Latina de Orberg. En él podemos hallar los vinculos para descargar las sencillas cartulinas con elementales diálogos (ver la ilustración aquí arriba) y las instrucciones para el profesor. Su autor es Tom McCarthy.

En ese blog, también encontramos otra herramienta del mismo autor, ahora para alumnos más avezados, fundamentalmente estudiantes que siguen el método Orberg. Se trata de Nunc Loquamur, un libro con 30 conversaciones guiadas en latín. Hay una versión para ordenador -descargable aquí-, gratuita durante un año, siempre que hagamos la inscripción de nuestro centro.
Sin duda, materiales como estos hacen más fácil la tarea en el aula. Bienvenidos sean, y ojalá se vayan multiplicando con el tiempo.


domingo, 18 de febrero de 2007

CAPERVLA RVBRA

Hace unas semanas, Fernando Lillo nos decía en su blog que había llevado a cabo con alumnos una representación del cuento de Caperucita Roja en latín. Usaba para ello la versión aparecida en un libro ya agotado (Dick Burnell, Vesuvius y otras obras de teatro en latín. Barcelona 1992). De ese cuento y de ese libro, realicé hace ya bastantes años una adaptación, más bien macarrónica, apta para públicos que no supieran nada de latín. Y, de vez en cuando, la representaba con el éxito que suelen tener cosas ya sabidas, pero dichas en latín comprensible.

Ahora, la idea de Fernando me ha llevado a recuperar esa tradición. Y, aprovechando la comida romana que haré con todos mis alumnos de bachillerato el mes próximo, volveremos a representar nuestra Caperula Rubra, como la llamé en su día. Como habrá también algunos alumnos y profesores no muy duchos en latines, he preferido mantener la versión que hice hace tiempo, aunque contenga expresiones poco académicas. Y quizá aprovecharemos para presentarla a otros cursos.

De la comida ya hablaremos en su momento, pero deseo adelantar que le debo a Charo su amable y entusiasta colaboración. Todos cuantos se hayan asomado a su De re coquinaria habrán podido comprobar que Apicio no tiene secretos. Al menos para ella.

Si hay alguien interesado en el texto de Caperula Rubra, que me envíe su correo electrónico y se lo remitiré con gusto.

La crónica de la comida y de la representación, a finales de marzo.

P.D. Siguiendo el consejo de Ana, he colocado el texto en el wiki de Chiron, en el apartado de Neolatín.

miércoles, 14 de febrero de 2007

BIENESTAR Y EDUCACIÓN

Acaba de hacerse público un informe de UNICEF sobre el bienestar de niños y adolescentes en 21 países industrializados.

Resulta que España ocupa el quinto lugar, haciendo el promedio de las siguientes categorías: bienestar material; salud y sanidad; educación; relación con los padres; riesgos; y sensación subjetiva de bienestar.

Ahora bien: si miramos únicamente el apartado de educación (rendimiento escolar y permanencia en el centro educativo), España se sitúa en el penúltimo lugar. El famoso informe PISA hace tiempo que nos había avisado.

Ya sé que se pueden hacer múltiples interpretaciones de cómo se realizan este tipo de estudios y, mucho más, de sus resultados. Pero no deja de llamar la atención que un bienestar ciertamente notable vaya en paralelo con un rendimiento escolar deficiente. Parece claro que una cosa no es la causa de la otra. Pero también es evidente que, hace ya bastantes años, España emprendió un suicida camino en educación, muy alejado de los logros sociales que se iban alcanzando en otras parcelas. Las líneas divergentes no han hecho más que separarse.

Lo triste del caso es que, en las actuales circunstancias, reconducir el caos educativo será cada vez más difícil porque hemos primado la didáctica lúdica, en vez de la del esfuerzo; porque ese nivel de bienestar material, cuando no va acompañado de otros valores, torna blanditos a nuestros alumnos: porque cuesta exigir en clase, cuando la sociedad sigue otros derroteros...

Mientras tanto, sigue sorprendiéndome la capacidad de reacción de la persona ante las adversidades. Y cómo, en medio de un sistema educativo tan deficitario, hay alumnos que son capaces de salir airosos, aún a costa de nadar contra corriente. Porque nadar contra corriente es pretender alcanzar la excelencia en los estudios. A pesar de las flaquezas, esa es la grandeza de la condición humana.



domingo, 11 de febrero de 2007

PER ASPERA AD ASTRA

En educación, ahora es un tema recurrente hablar sobre la violencia escolar, la poca disciplina que reina en las clases, la desconsideración de los alumnos hacia sus profesores, el bajo rendimiento, y cosas por el estilo.
Y también es frecuente leer que las soluciones vienen de la mano de aumentar los recursos -materiales y humanos- de los centros escolares, reforzar la autoridad del profesor, hacer planes de tutoría respecto a temas como la convivencia, el respeto mutuo, etc., etc.
Cuando oigo o leo cosas de este tenor, siempre pienso que se busca la 'solución' fácil de tapar agujeros o poner remiendos, en vez de ir a la raíz, al origen del problema.

Hace cosa de un mes, leí una entrada en un blog amigo que me llamó la atención: un grupo de alumnos de latín de primero de bachillerato habían hecho el mosaico de la foto con el lema Per aspera ad astra. Y pensé que era un buen lema: hacia lo más alto a través de las dificultades.

La escuela se ha encontrado hoy con unos problemas de origen social, agravados por los espantosos planes de estudio que se han ido sucediendo.
¿Cómo vamos a exigir esfuerzo a un alumno, cuando la sociedad busca el logro fácil y agradable?
¿Cómo se puede pedir respeto a los demás si, fuera de las aulas, se pisan derechos y todo vale para medrar?
Los adolescentes, que necesitan un ambiente de cierta seguridad a su alrededor, ven con frecuencia romperse el matrimonio de sus padres. ¿Será para ese adolescente un valor el respeto a los compromisos adquiridos?
¿Qué ofrece la sociedad a nuestros alumnos? ¿Qué les pone ante los ojos? ¿Objetivos ilusionantes -aunque cueste sacarlos adelante-, o las aspiraciones mediocres y enajenantes de un carpe diem rastrero? ¿No será que una juventud adormecida, apática y sin ambición es más manipulable?

Nuestros alumnos son un reflejo de la sociedad. ¡Y en verdad que da pena ver tanto talento malgastado, tanta ilusión rota, tanto objetivo raquítico..!

Por eso me gustó el lema: Per aspera ad astra. Y la explicación que venía en el blog, que copio literalmente:
Esta expresión resume la frase de Lucio Anneo Séneca en Hercules furens, acto II, v 437 Non est ad astra mollis e terris via: no es fácil el camino que de la tierra lleva a los astros, entendiéndolo así: el éxito es el final de un camino lleno de obstáculos que se consigue sólo con esfuerzo, por eso cuanto más dífícil es un objetivo mayor es la satisfacción al alcanzarlo.

Sería de urgente aplicación para la sociedad en general, pero no estará de más que lo tengamos en cuenta a la hora de trabajar con nuestros alumnos. Lo que tiene valor, cuesta. Lo que se consigue fácilmente, poco vale. Entre otros valores, la adolescencia es la época de la ilusión, de las ambiciones nobles. Es posible poner ante sus ojos el valor del esfuerzo. ¿Por qué no intentarlo, aunque vayamos contra corriente?

martes, 6 de febrero de 2007

ASÍ ES LA VIDA ...

A veces no hay más remedio que admitirlo: la vida es dura para algunas personas.
Sin embargo, cuántas veces sufrimos por auténticas tonterías. Cuántas veces nos enfadamos por nimiedades. Cuántas veces nos hemos quejado por asuntos sin importancia... En fin: cuántas veces hemos exagerado nuestras preocupaciones.

Cuando descubres que a tu alumno le falta la más mínima atención familiar; cuando sabes que los problemas, entre ellos es de la supervivencia, le abruman a menudo; cuando presientes que su mundo se puede venir abajo de repente... Y cuando le ves atento en las clases; y haciendo broma cuando 'toca'; y sacando sus estudios con mejores notas de las que cabría esperar... Cuando ves todo eso, tus problemas adquieren rango de solemne tontería.

Y cuando ves que sus compañeros -intuyendo más que sabiendo- han sido capaces de crear un ambiente grato en torno a él, con delicadeza, con naturalidad y sin artificio, en tu interior renace aquella confianza en las personas que, quizá erróneamente, perdiste alguna vez.

Es cierto: la vida es dura para algunas personas. Pero los demás estamos a su lado para algo...

viernes, 2 de febrero de 2007

CABEZA Y CORAZÓN

Ya desde hace años, vengo observando la tendencia, muy acusada entre gente joven, hacia un sentimentalismo bastante desbocado.

Tener sentimientos es algo positivo, sin duda: son los impulsos que provocan en nuestro ánimo determinadas situaciones. O sea, que son síntoma de lo que popularmente se llama ‘tener corazón’.

También las emociones, como agitaciones de nuestro ánimo ante ideas, recuerdos.., constituyen estados afectivos que nos pueden ayudar en nuestra vida. ¡Qué duro debe ser no emocionarse ante algo bonito, o triste, o agradable..!

Pero el sentimentalismo es diferente: consiste en una exageración del sentimiento, en una sensiblería fuera de lugar. El sentimentalista no logra dominar su vida emocional: se ve desbordado por una desmesurada y exclusiva reacción sensible ante lo que le rodea. Así, las cosas ya no las mide por cómo deben ser, sino por cómo le gustaría que fueran. Y va abandonando poco a poco el esfuerzo requerido para hacer de la vida algo valioso. Porque se ha de reconocer que lo valioso no suele ser lo que produce placer, sino lo que se ajusta a la razón.


A poner freno a este mundo de valores exclusivamente sensitivos no colabora precisamente la realidad que tenemos delante: la publicidad de todo tipo y producto incide especialmente en satisfacer anhelos primarios y en situar la felicidad en la posesión de cosas que no la proporcionan. Los deseos fácilmente logrados. La cultura del no-esfuerzo, etc., etc.

Se trata de descubrir el modo inteligente de armonizar mente y corazón, razón y sentimientos, para dar a nuestra vida la dimensión que realmente tiene: somos cabeza y corazón, que se complementan y necesitan.

Si el sentimentalismo rige la vida de una persona, lo más probable es que desemboque en formas diversas de escapismo, para eludir una realidad que le está exigiendo poner un plus de razón y menos sentimiento. En sus casos extremos, ese escapismo es la causa del recurso al alcohol, a la droga, al juego… Son maneras de ‘fugarse’, adicciones que buscan refugio en lo que resulta placentero.

Según el filósofo José Antonio Marina, hay valores espontáneos (evidentes, imperativos y claros) y valores pensados (producto de la reflexión, de la racionalidad). Lo verdaderamente humano es actuar conforme a valores pensados, aunque en algunos casos esos valores sean opuestos al puro sentimiento.

Los afectos, los sentimientos -otra idea también de Marina- debemos utilizarlos de forma inteligente: como quien utiliza las fuerzas de la naturaleza en su beneficio; como señala un proverbio holandés muy ilustrativo:

No podemos evitar el viento,
pero podemos construir molinos.

No podemos evitar que en nuestra vida haya una cierta tendencia al sentimentalismo; pero, con ayuda de la inteligencia, lo encauzaremos hacia causas nobles en vez de convertirnos en gentes blandas y azucaradas, que se deshacen ante cualquier contratiempo.