Resulta que España ocupa el quinto lugar, haciendo el promedio de las siguientes categorías: bienestar material; salud y sanidad; educación; relación con los padres; riesgos; y sensación subjetiva de bienestar.
Ahora bien: si miramos únicamente el apartado de educación (rendimiento escolar y permanencia en el centro educativo), España se sitúa en el penúltimo lugar. El famoso informe PISA hace tiempo que nos había avisado.
Ya sé que se pueden hacer múltiples interpretaciones de cómo se realizan este tipo de estudios y, mucho más, de sus resultados. Pero no deja de llamar la atención que un bienestar ciertamente notable vaya en paralelo con un rendimiento escolar deficiente. Parece claro que una cosa no es la causa de la otra. Pero también es evidente que, hace ya bastantes años, España emprendió un suicida camino en educación, muy alejado de los logros sociales que se iban alcanzando en otras parcelas. Las líneas divergentes no han hecho más que separarse.
Lo triste del caso es que, en las actuales circunstancias, reconducir el caos educativo será cada vez más difícil porque hemos primado la didáctica lúdica, en vez de la del esfuerzo; porque ese nivel de bienestar material, cuando no va acompañado de otros valores, torna blanditos a nuestros alumnos: porque cuesta exigir en clase, cuando la sociedad sigue otros derroteros...
Mientras tanto, sigue sorprendiéndome la capacidad de reacción de la persona ante las adversidades. Y cómo, en medio de un sistema educativo tan deficitario, hay alumnos que son capaces de salir airosos, aún a costa de nadar contra corriente. Porque nadar contra corriente es pretender alcanzar la excelencia en los estudios. A pesar de las flaquezas, esa es la grandeza de la condición humana.
2 comentarios:
Gracias por tu comentario ;-) Pues sí, la verdad es que estábamos un poco desaparecidos, pero no teníamos tiempo para nada :-( Saludos de los dos,
Sandra
Muchas gracias por tu comentario ;-) Pues sí, la verdad es que estábamos un poco desaparecidos, pero no teníamos tiempo para nada :-( Saludos de los dos,
Sandra
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