Esta última semana ha comenzado la segunda evaluación en mi Instituto. Y con ella, la
materia que me corresponde impartir en 4º de ESO:
Mitología clásica. Tengo 13 alumnos, que son pocos comparados con los que solía tener otros años, y cuyo desconocimiento de las divinidades y mitos es prácticamente total. Tan sólo les ‘suena’ la
Odisea porque este año han leído una adaptación en Lengua y Literatura Española. Ya es algo.
Tras los prolegómenos de rigor (qué programa seguiremos, cuál será el contenido, cómo haremos la evaluación…) comienzo por el principio: por la Teogonía. Y lo hago proyectando unos esquemas y diapositivas en Power Point, mientras voy comentando las sucesivas generaciones de dioses, ante el asombro generalizado y las caras de estupefacción. Era lo que observaba a medida que aparecían los hijos no nacidos de Gea, los que se comía Cronos y luego vomitaba… La expectación era total.
Llega la ocasión de comentar la aparición del hombre: Prometeo, Epimeteo, Pandora, Deucalión y Pirra… En un determinado momento, y hablando de Pandora, de su curiosidad, y del único resto de esperanza que quedó en su caja, se me ocurre preguntar: ¿alguien conoce cierto pasaje del origen del hombre en la Biblia, que habla de un castigo por quebrantar un precepto? Silencio. Insisto: ¿quién sabe algo sobre el pecado original? Más silencio. Constato que el silencio es ignorancia y no timidez. Y quedamos en que la próxima clase la comenzaremos precisamente comentando ese punto.
Uno ya es consciente del grado de desconocimiento actual del hecho religioso entre los estudiantes. Pero siempre produce pena constatarlo ‘en vivo’. Independientemente de las personales creencias, ¿quién puede saber algo del arte occidental sin conocer los grandes hechos del Antiguo y del Nuevo Testamento? ¿Quién puede acercarse a muchas obras culminantes de la literatura sin saber nada de lo que se llamaba antes Historia Sagrada? Los profesores de Historia del Arte están ya más que acostumbrados a hacer extensos preámbulos para poner en orden los conocimientos de los alumnos cada vez que deben explicar, por ejemplo, el Pantocrátor. Y la Última Cena de Leonardo da Vinci, y el Cristo de Velázquez y el Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini, etc, etc.
En fin: son algunas consideraciones que surgen al hilo de la experiencia diaria. De momento, mis alumnos de 4º son como una esponja: escuchan, preguntan, anotan y comentan. Parece un buen grupo. Habrá que aprovechar la coyuntura. Quién sabe si puede haber escondida alguna vocación para lo clásico...
9 comentarios:
Estoy triste y totalmente de acuerdo con tu post.
Más allá de las lícitas reivindicaciones para que cada cual tenga su creencia o ninguna resulta imprescindible una cultura sobre el hecho religioso (lo cual no implica en absoluto creer en él) De hecho llevamos muchos años con clase de religión católica y el número de creyentes no es por eso mayor. Quizá incluso al contrario.
El problema es que tenemos una serie de conocimientos que son bagaje común en nuestra cultura y estamos perdiéndolos.
Aunque puede ser peor. En un reciente curso al que asistí la ponente hablaba de el interés que suscita en los alumnos la asignatura de religión y decía algo así como: "No os preocupés.A los adolescentes les interesa la religión lo mismo, lo mismo que las ciencias, las matemáticas o la lengua: es decir NADA".
Un saludo.
Apreciado Javier:
Gracias por tu comentario. Es triste, verdaderamente, la situación. Pero hemos de intentar hacer lo que esté en nuestra mano.
He visto apresuradamente tu blog, y he de recorrerlo con calma porque creo que vale la pena.
Supongo que no será ésta la útkima vez que nos leamos y escribamos. Un abrazo.
Lamentablemente este es el presente de nuestra juventud en cualquier instituto de barrio de toda ciudad, ya sea grande o pequeña. Como licenciado en Historia comparto, no sin tristeza, la preocupación por este malestar general producto de la paulatina analfabetización escolar.
Tuve la oportunidad de dar clases en un IES del extrarradio de mi ciudad y fue para mí una experiencia muy satisfactoria aunque se viera en ocasiones salpicada de anécdotas desagradables con algunos tintes de violencia. De cualquier modo,como he mencionado antes, fue una grata experiencia que no cambio por nada. Es más, soy opositor porque siempre he querido ser docente y enseñar a todo aquel que esté dispuesto a aprender,claro.Y supongo también que es el problema de la disposición a aprender el que provoca tantas bajas,en esta batalla que las letras libran contra la ignorancia estudiantil.
La raíz del problema no es tanto, como dicen los pedagogos, que los docentes estan descreídos de la profesión, como la importancia del capital cultural heredado por parte del alumnado.Es decir,los padres confunden enseñanza con educación, puesto que declinan toda responsabilidad y lastran al docente con la obligación de educar además de enseñar; obligación de la cual esta exento en gran parte el docente, pues se puede educar de forma transversal en algunos valores pero la solidez de estos tiene que venir dada desde el seno familiar.
Comoquiera que sea, en esta sociedad de bienestar, el malestar sigue latente en el campo educativo y no parece que vaya a remitir, de momento.
Disculpad la perorata. Supongo que soy nuevo en esto de los blogs y aunque llevo tiempo leyendo por aquí y por allá muchas cosas, no ha sido hasta la fecha que me he decidido a hacer uno. Por eso me he enrollado tanto. Bueno, una labor magnífica la que estas haciendo, tus alumnos pueden estar muy contentos de tenerte en clase.
Por cierto, me encanta la mitología desde que era un crío y no me canso nunca de leer al respecto. Es la raíz ancestral de todo.
Un saludo cordial y felices fiestas.
Scorpius
No tienes por qué disculparte: un desahogo siempre va bien en el momento oportuno. Y si te he dado esa ocasión, bienvenida sea. Me siento identificado con lo que dices, especialmente que "se puede educar de forma transversal en algunos valores pero la solidez de estos tiene que venir dada desde el seno familiar".
Ánimo, que aún podemos hacer mucho por nuestros alumnos. Un cordial saludo.
Seguro que serás capaz de sacar lo mejor de tus alumnos, no dudo que encuentres alguno para clásicas ...
Sobre la reflexión del analfabetismo cultural, estoy de acuerdo, pero no puedo dejar de pensar que las lenguas clásicas y su cultura formaban parte de esa conciencia colectiva hasta hace algún tiempo. Es nuestra responsabilidad y privilegio el acercar a los jóvenes a esas raíces para que descubran que el mundo que tenemos no es fruto de ningún azar.
Me alegra que puedas dedicarte a la mitología este trimestre, seguro que vas a disfrutar con ella casi tanto como tus alumnos. Estoy convencida de que con tu ayuda verán el mundo que les rodea de otro modo, conociendo cosas que antes ni sospechaban.
Por cierto, ¿lo de la tercera evaluación es un desliz de tu subconsciente?
Gracias, Ana, por esos comentarios tan animantes. Sin duda, disfrutaré tanto o más que ellos con la Mitología.
Por cierto, no sé si ha sido el subconsciente, pero ¿en qué estaría yo pensando con la 'tercera' evaluación. Gracias por la advertencia. Yahe subsanado el error.
Un saludo y feliz Navidad.
Leo el post y los comentarios y no puedo por menos que estar de acuerdo con vosotros, tanto en lo que se refiere a las dificultades y los problemas que presentan los alumnos, como en lo concerniente a la suerte y privilegio que gozais (aunque sea duro, a veces)de poder atraerlos hacia ese mundo antiguo que nos funda y sin el cual nos es imposible comprendernos.
He pasado para desearte unas fiestas felices y que el próximo año te traiga sólo cosas buenas, a ser posible. Un cordial saludo.
Gracias por tus buenos deseos, Isabel. Como bien dices, es un privilegio poder participar un poco en la formación intelectual -y personal- de tanta gente. Un saludo muy cordial.
Hace muuuchos años, cuando estudiaba B.U.P era igual de "inculta" que estos chavales de los que hablas: no habia leido la Biblia, no habia leido ni la Iliada ni la Odisea ni las Metamorfosis de Ovidio etc
sin embargo eso no me convertía en una estúpida, probablemente no había tenido las mismas oportunidades de lectura q otros compañeros cuyos padres eran ya funcionarios (maestros) o simplemente era una persona muy activa (me costaba trabajo sentarme a leer durante mucho tiempo cosas que a mi no me parecian interesantes en ese momento, quizás por la edad)
Todo esto no me permitió después realizar dos carreras y leer mucho...
Supongo que un profesor de instituto no es consciente de eso: debe ayudar al alumno a descubrir autores y obras
sin subestimar el silencio...
Yo tampoco solía contestar a las preguntas en el aire que formulaban los maestros: unas veces por timidez, otras veces por ignorancia. Y?
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