miércoles, 27 de junio de 2018

Difama, que algo queda...

Hace poco, supe de la publicación de una obra de la autora Catherine Nixey, titulada La edad de la penumbra: cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico.
Y me llamó la atención lo rotundo del título, y lo lejos que se encuentra de la realidad documentada por historiadores de la antigüedad tardía y por arqueólogos.
Que ha habido casos aislados de destrucción, es bien conocido. Pero una actitud sistemática, programada y general no se produjo de ninguna manera, como rotundamente afirma la autora.
La periodista Catherine Nixey

No se entiende qué calculo ha hecho la autora para afirmar que se perdió el 90% de los textos griegos antiguos y el 99% de los textos latinos: hoy estaríamos verdaderamente huérfanos de literatura clásica... Cuando resulta que, gracias a los copistas de los monasterios medievales, se salvaron muchas obras de la antigüedad.

Nixey afirma en una entrevista cosas tan difícilmente digeribles como ésta:
"Se han producido muchas grandes destrucciones, pero lo que narran otros historiadores es que se trata de la mayor destrucción de historia del arte que ha contemplado la humanidad".
Entre sus fuentes de información ni mucho menos abundan autores solventes de filología clásica o de historia de la antigüedad. El único que aparece en la web publicitaria del libro es Peter Thonemann, para alabar el estilo del libro, pero no la historicidad de su contenido. Porque, sobre esta obra, Thonemann dice: "Nixey evoca vívidamente las hogueras fundamentalistas que 'ardían a través del imperio con libros prohibidos desapareciendo en llamas'. Qué inconveniente que no tengamos evidencias de que ni un solo poema de Ovidio o Catulo fueran echados al fuego. Ovidio, admite ella a regañadientes, continuó siendo copiado y leído con entusiasmo durante el periodo medieval".

También la prestigiosa especialista en la Antigüedad Tardía Averil Cameron, critica duramente el libro. Por ejemplo: "Un rápido repaso a las citas de Nixey muestra lo que ha estado leyendo, con varias referencias a los mismos nombres de un grupito de historiadores de mentalidad similar igualmente hostiles al cristianismo. Da poca atención a otras fuentes. También falta toda la montaña de evidencia arqueológica que muestra la extensión verdadera de la reutilización cristiana y adaptación de edificios paganos, opuesta a lo que algunos cristianos aseguraban".

De todas formas, la crítica más directa y dura es la de Tim O’Neill, un historiador ateo, escéptico y racionalista. Es un hombre honrado, que se documentó exhaustivamente, y refutó, en varias páginas de su blog, los bulos y falsedades del libro de Nixey.
Puede leerse la argumentación de O'Neill, en inglés, aquí:
https://historyforatheists.com/…/review-catherine-nixey-th…/


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