Hace un par de días, comentaba con un profesor de bachillerato la impericia (por no decir incapacidad absoluta) de sus alumnos a la hora de elaborar un razonamiento por escrito, ni que fuera mínimo.
Lo que toda la vida se ha llamado 'redacción', parece que ha pasado definitivamente a la historia, como una herramienta obsoleta y caduca. No me extraña que, a la hora de elaborar el "Treball de recerca", preceptivo en el bachillerato de Catalunya, a los alumnos les sobrevengan todo tipo de sofocos.
Está muy bien que se introduzcan en la enseñanza nuevas motivaciones y herramientas, que se aprenda por objetivos, analizando problemas y situaciones, trabajando cooperativamente, utilizando tablets y todo tipo de nuevas tecnologías. Pero, ¿cómo se puede poner de manifiesto lo asimilado en materias como filosofía, historia, literatura, etc., sin hilvanar un mínimo de discurso, sin elaborar una redacción con cierto sentido?
Y ahora, para acabar de redondear el caos, parece ser que el Ministerio desea instaurar un tipo de selectividad (desde el curso 2017-2018), consistente en pruebas tipo test de 350 preguntas: 200 sobre materias troncales y 150 sobre materias elegidas por el alumno.
¿Cómo se podrán valorar, mediante un test, los conocimientos del alumno en materias como Latín, Griego, idioma moderno, Literatura o Filosofía..? ¿O es que todo lo humanístico ya se da por liquidado y no merece la pena ni pararse a considerarlo?
Todo ello va en línea con la penosa capacidad actual de muchas personas para expresarse con un mínimo de coherencia y exactitud. También es muy reciente el escrito de una representante del pueblo que, al despedirse de su cargo mediante un breve escrito en facebook, comete treinta faltas ortográficas en tan solo 19 líneas. Y era la titular de Cultura de su ayuntamiento...
Quod de iuventute non discitur, in matura aetate nescitur (Casiodoro)
No hay comentarios:
Publicar un comentario