viernes, 11 de octubre de 2013

Circo Máximo

Santiago Posteguillo nos ofrece en Circo Máximo la segunda entrega de la trilogía sobre Trajano, iniciada con Los asesinos del emperador. Son casi 1200 páginas, por las que van desfilando situaciones muy variadas, todas ellas con el telón de fondo de las dos campañas de conquista de la Dacia.


El esquema de la novela es bastante similar al de las anteriores del mismo autor:

-Capítulos mayoritariamente breves y, muchos de ellos, acabados de forma abrupta para dejar en el lector la intriga necesaria que incite a seguir con la lectura.
-Descripciones pormenorizadas -y bien documentadas-, no solo de batallas sino también, por ejemplo, de carreras de cuádrigas en el Circo Máximo, de la construcción de un gran puente sobre el Danubio -obra de Apolodoro de Damasco-, del anfiteatro Flavio –y, sobre todo, de su turbio submundo-, de la celebración de un juicio… Y, por supuesto, de personajes bien trabajados.
-Base mayoritariamente histórica, con añadidos de ficción utilizados para presentar aspectos reales de la vida en Roma (por ejemplo, el mundo de las vestales).
-Intrigas diversas, aventuras amorosas, enigmas familiares…
-Avance de algunos temas que van a constituir el núcleo argumental de la siguiente novela.

Hay también características diferenciadoras respecto a anteriores novelas del autor:

-Aparición, bastante secundaria y con poca hondura, de personajes cristianos, como el apóstol y evangelista Juan o Ignacio de Antioquía.
-Me ha parecido observar una preocupación mayor por la agilidad de la narración, evitando entretenerse en aspectos culturales que sí tenían importancia en otras obras. Un ejemplo: siguen apareciendo autores literarios (en este caso Suetonio y Plinio el Joven). Sin embargo, en esta ocasión no se centra el autor en sus obras sino en su función de biliotecario –el primero- y de senador y abogado –el segundo-.

Se van dosificando a lo largo de la narración hechos, personas, costumbres, etc. que hacen de la novela un mosaico de historia viva: la vida de gladiadores y aurigas, la figura de un gran caballo, un complot para asesinar al emperador, leyes olvidadas, códigos secretos, papiros recuperados… Sin olvidar que el autor parece aprovechar algunas circunstancias de la época de Trajano para establecer un paralelismo (no explícito) con la corrupción política de nuestro tiempo.

Hay que reconocerle a Santiago Posteguillo su gran habilidad para urdir una trama que, en muchos momentos, es trepidante y siempre atractiva. En definitiva: una novela de fondo histórico (al final, se nos aclara qué es real y qué no) interesante y que se lee con gusto.


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