El perfecto incompetente

Parece que era ayer cuando empezaban las vacaciones, y ya estamos a las puertas de un nuevo curso.  En esta época previa, parece como si estuviéramos en los días de fin de año: todo son propósitos para el curso que ha de comenzar, ideas nuevas, ganas de lograr aquello que nos proponemos cada vez y no acabamos de conseguir...

Para aderezar estos inicios con un poco de ironía, se me ha ocurrido elaborar unos pocos puntos definitorios del perfecto profesor incompetente.  Seguro que hay más, pero me limito a estos cinco:

• Sumérgete en la rutina. No vayas más allá de lo que te toca hacer por obligación. Las clases ya queman lo suficiente.  Limítate a cumplir con lo establecido y no hagas intentos de innovar en tu quehacer: solo te traerá quebraderos de cabeza y, además, nadie te lo valorará.

• Como andamos con sueldos recortados, parece justo  recortar también tu tarea: el trabajo no se lleva a casa;  no te compliques la vida con los alumnos; nada de esfuerzos suplementarios para tirar hacia arriba y recuperarlos; si no siguen el ritmo, peor para ellos; ¡ah! y a los padres, mejor ni verlos…

• No intentes organizar cosas con el resto de tus colegas ni te embarques  en aventuras interdisciplinares. Tú a lo tuyo, que ya tienes bastante. Además, siempre surgen rencillas, envidias, malentendidos… Es decir: mejor solo que mal acompañado.

• El curso ya es origen de muchos conflictos. Por tanto, no hace falta que hagas caso de los ‘cantos de sirena’ de tantos profesionales que pierden su tiempo en la red dando ideas, compartiendo experiencias, proponiendo mejoras, etc.  Internet,  en casa  para descansar viendo videos, escuchando música…

• No compartas tus materiales, que bastante esfuerzo te ha costado elaborarlos. Hay mucho inocente que cuelga todo lo suyo en la red, y vaya Vd. a saber el uso que luego hacen los que se aprovechan.

(Sobre el último punto, el perfecto profesor incompetente estaría en total desacuerdo con este atinado post de Enrique Dans).

¡Que tengáis todos un buen inicio de curso y, lo que es más importante, un buen desarrollo y final!

¡Ah! Y procurad no hacer demasiado caso de los consejos que anteceden.