Hace algo más de un año, aparecían en la prensa los resultados del tan manoseado Informe Pisa. Resultados desfavorables que fueron largamente comentados. Las preguntas surgieron a docenas: se trataba de buscar el chivo expiatorio (o, más bien, el rebaño de chivos...). A un año vista, se me ocurren algunas reflexiones, en forma de preguntas (y respuestas), a los temas que entonces se planteaban y que, si nadie lo remedia, se seguirán planteando.
1. ¿Se ha adaptado el profesorado a la cambiante situación de la escuela de hoy, o más bien espera que las circunstancias se amolden a su manera de ver la educación? Con expresiones como 'con estos alumnos no hay quien trabaje' no se mejoran las cosas. Los alumnos son los que son y, mientras nos lamentamos de sus carencias, dejamos de cultivar sus valores.
2. Hay que luchar por cambiar algunas dinámicas. Pero, ¿en manos de quién está esa lucha? ¿En las de unos sindicatos que se han convertido en elementos fósiles, desfasados y con unas miras ridículas para el mundo actual? ¿En manos del gobierno de turno, que solo se plantea medidas educativas de cara a la galería? ¿Qué valores de responsabilidad, esfuerzo, compromiso, etc. se han potenciado últimamente desde el poder?
3. ¿Cuál ha de ser el papel de los padres? Se vuelve la vista constantemente hacia la familia, porque es cierto que ahí se aprenden valores y actitudes. Pero me gustaría plantear una cuestión de sentido común: si para educar en la escuela a unos alumnos se requiere un título homologado, ¿qué título deberían tener los padres para formar con garantías a sus hijos, los futuros ciudadanos del país?
4. La mejora educativa, ¿es cuestión de medios? En un primer momento, sí. Pero, conseguida una determinada situación, es más bien cuestión de saber utilizarlos. ¿Por qué hay tantos centros convertidos, por ejemplo, en almacén de ordenadores? ¿Qué parte del profesorado está preparada para liderar la competencia digital de los alumnos? Igual que siempre se ha dicho que la ortografía era cuestión de todos, no solamente de los profesores de lengua, ahora se hace evidente que la competencia digital es cosa de todos, no únicamente de los profesores de informática.
Hay muchas más preguntas-problema posibles, no todas con respuesta clara. Sin embargo, mientras nos las planteemos, seguirá habiendo esperanza, como muchos manifiestan. Al menos, en la batalla diaria de cada uno por conseguir una educación enriquecedora.
1 comentario:
Como siempre tus reflexiones son agudas, serenas y útiles.
Feliz Navidad.
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