En cierta ocasión, un profesor de Latín y de Griego decidió participar en el Congreso que organizaba la Sociedad Española de Estudios Clásicos en Valencia. Como tenía una duración de cinco días (sin ninguno festivo por el medio), solicitó permiso en su centro para tres días, porque consideraba que ausentarse cinco era desproporcionado.
Junto con tres profesores más (Olga, Sebastià y Álvaro), preparó una Comunicación sobre Chiron, cultura clásica 2.0. Y allá se fue, con la ilusión añadida de conocer personalmente a los otros tres compañeros (en la foto), con quienes llevaba colaborando en la red desde hacía año y medio, y de reencontrar a tantos colegas entrañables.
La Comunicación se presentó el primer día a primera hora, cuando los congresistas se despertaban haciendo cola para recoger papeles y orientándose en el laberinto de pasillos, aulas, pisos y edificios. A pesar de esas dificultades y de otras -léase doce comunicaciones simultáneas- la sala se llenó (unas 20 personas). Y, a pesar de más dificultades -léase una presidencia de mesa con la flexibilidad de una escultura hierática-, tuvo muy buena acogida.
La gran mayoría de los congresistas (unos 500 en total) eran profesores de secundaria, quizá interesados en "Dionisio Melanégida" o en la "Catalogación de etiquetas de momia" (sugerentes títulos de dos comunicaciones), pero mucho más ansiosos de conocer e intercambiar experiencias didácticas en su quehacer diario.
Habrá muchas comunicaciones de ese tipo, se preguntaría un ingenuo, viendo que el total ascendía a casi cuatrocientas. Respuesta: siete, de las cuales una no tuvo lugar.
¡Vaya! Quizá alguna ponencia en sesión general.... Ninguna.
Bueno, pero hay también alguna mesa redonda: quizá ahí... Sí: hubo una sobre "Didáctica de la cultura y de las lenguas clásicas". Mercedes Madrid abrió el fuego con una intervención sugerente y magistral que podría muy bien haberse titulado "Cómo enfrentarse con las huestes de la ESO pertrechada con el único bagaje de la cultura clásica y salir invicta del empeño".
Y ahí se acabó todo, porque los otros dos intervinientes hicieron lo indecible para aburrir infinitamente al personal con datos, normativas -conocidas y desconocidas- y otras vueltas de tuerca que no añadieron nada a las expectativas del público asistente.
¡Ah! Y, como había que ir a la apertura oficial del Congreso y venían las 'autoridades', no hubo coloquio. ¡Genial!
El último día (este profesor ya no estaba allí) hubo una mesa redonda sobre "Estudios clásicos y nuevas tecnologías", en la que participó nuestro chironiano Carlos, y en la que los asistentes pudieron resarcirse en parte de la penuria de temas didácticos en el Congreso. Por lo que dicen quienes sí estuvieron, fue un final discretamente bueno y se comentó profusamente la utilidad de Chiron. Y donde se demostró -por si alguien no lo tenía claro- que los profesores de secundaria van muy por delante de los universitarios en esto de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación.
Durante las dos últimas tardes, se llevó a cabo la modélica presentación de los talleres "Ludere et discere" de Sagunt (indumentaria, cocina, cosmética, mosaico..., y la estupenda representación de una boda romana). Este profesor fue testigo de cómo sus creadores dedicaron horas de las tardes previas, tras acabar la jornada en sus centros, a preparar lo necesario en un recóndito, estrecho y mezquino pasillo de la Facultad de Filología. Pero no tuvieron -ellos, que son auténticos maestros en motivar a sus alumnos- ni un pequeño hueco en la mesa redonda sobre didáctica...
El profesor que decidió participar en el Congreso ya hizo una pequeña crónica, entrañable y casi familiar. Ahora, aún a riesgo de parecer pesimista, debe decir que el Congreso destilaba cierto olor a rancio. Quizá su función es la que es y así ha de seguir, aunque a algunos no les guste. Pero, en todo caso, urge ofrecer a los enseñantes de secundaria, muchos de ellos jóvenes, lo que desean y necesitan: ayuda, motivación y herramientas para llevar adelante su cometido de la mejor manera posible.
Quizá el secreto está en Jornadas como las de Sagunt, las de la Asociación culturaclasica.com, u otras similares. Quizá ha llegado el momento de aglutinar esfuerzos y conseguir medios para organizar un gran evento didáctico de las clásicas.
Y quizá es utópico, pero ¡hemos visto ya algunas utopías hechas realidad!
3 comentarios:
Realmente es una lástima que no pudieras quedarte los últimos días y conocer a los otros chironianos. Seguro que pronto tendremos ocasión de planear alguna cosita.
Lo cierto es que la SEEc es lo que es y no podemos pedirle más. Pero la necesidad de foros de encuentro es acuciante, el éxito de las Jornadas así lo demuestra, siempre se llenan y salen de allí muchas ideas, proyectos, iniciativas.
Ojalá te lea la administración y decida otorgar la importancia que se merecen esos encuentros.
Nos vemos en Sagunt el día 10.
Luis, no se podría contar mejor esta historia de lo que tu lo has hecho. Parece increíble el coincidir en todas y cada una de las reflexiones que vas desgranando, pero así es.
Hola Luis:
La sociedad de Estudios Clásicos ha desaprovechado, desde mi punto de vista, una oportunidad para aglutinar y dar cauce a las inquietudes de los profesores de secundaria, que además, somos los que preparamos (mal que bien) a los alumnos y los motivamos (o no) para que en la universidad estudien latín, griego, o historia antigua, etc. Sin nuestro trabajo no habría departamentos de clásicas en las universidades.
Sin embargo, los profesores de secundaria de clásicas desarrollan otros foros donde relacionarse e intercambiar experiencias, algunos son virtuales como Chiron, otros son asociaciones como Insulae en Canarias o culturaclasica, etc.
La inquietud está ahí pero dispersa. ¿Seremos capaces alguna vez de aunar nuestros esfuerzos e inquietudes?
Excelente crónica, con la que nos podría estar más deacuerdo.
Nos vemos en Sagunt.
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