Está a punto de comenzar un nuevo curso. Con la perspectiva que me da ver ahora las
cosas desde fuera, querría dejar aquí algunos apuntes tomando como excusa el reinicio de las actividades lectivas.
1. Comenzar el
curso supone renovar ilusiones, soñar con proyectos, esperar contra corriente,
abrirse a realidades siempre cambiantes... Para un docente, consiste en reiniciar una vez más su vocación
pedagógica. Por grandes que sean los retos y por difíciles que resulten las
circunstancias.
2. La tarea de
enseñar tiene por objeto formar personas, no solamente llenarles la cabeza de
conocimientos. Seguro que estaremos más satisfechos de contribuir a hacer de
ellos ciudadanos honrados, laboriosos y
fiables, que hombres y mujeres de gran sabiduría científica.
3. Los cursos
académicos son como carreras de fondo. Por el camino, habrá desfallecimientos,
caídas, momentos de debilidad... Lo que importa es alcanzar la meta, pasar por
encima de los días aciagos, de los berrinches y de las desilusiones.
4. Ningún
profesor puede dar lo que no tiene. Enseñamos más con lo que somos que con lo
que decimos. Estamos permanentemente ante los alumnos como en un escaparate, y
no podemos defraudarlos: aunque no nos lo merezcamos, ven en nosotros un
referente.
5. Las
condiciones de trabajo del docente han ido empeorando progresivamente en los
últimos años. Lo mismo les pasa a los médicos, y a otros profesionales dedicados
a la atención de la población. Se ha de exigir lo que es justo para un
ejercicio correcto de la profesión, pero nunca deben pagar los alumnos
nuestra insatisfacción.
6. Empezar
ilusionados está muy bien. Lo importante –y más difícil- es mantener esa
ilusión hasta el mes de junio, en medio de precariedades, alumnos que no responden
y cansancio acumulado. Por si a alguien le sirve el consejo: en situaciones así,
durante las clases, fijaba la mirada con frecuencia en aquellos alumnos
(siempre hay alguno) que responden, que reflejan en sus ojos y en su postura una
actitud receptora, atenta, de complicidad académica...
Algo de eso
recogí en esta entrada hace ya más de seis años.
¡Feliz curso
2015-2016!
2 comentarios:
Gracias, Luis. Como siempre, palabras sabias y reflexivas de alguien que sigue siendo un profesor vocacional. Uno nunca se jubila de eso (en todo caso lo jubilan), ¿verdad?
Tienes toda la razón, Jordi. Gracias por tus palabras!
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