Crisis procede del latín homónimo crisis, el mismo término que el griego κρίσις (krisis), sustantivo derivado del verbo κρίνω (krino). (Para más detalles, consultar el diccionario Liddell-Scott en Perseus).
Entre los significados de κρίνω (krino) , se encuentran los siguientes: “separar”, “distinguir”, “escoger”, “preferir”, “decidir”, “juzgar”, “acusar”, “explicar”, “interpretar”, “resolver”. Y su raíz indoeuropea también está presente en términos como "discernir", "crítica" o "criterio".
De κρίσις (krisis) procede el sentido habitual de "corte", "fractura", "ruptura" de algo establecido, que da como consecuencia una situación de fragilidad: algo se ha roto y no sabemos aún cómo recomponerlo. Es lo que le pasa al adolescente, a quien se le ha desmoronado su mundo infantil, y va dando tumbos para averiguar cómo acercarse al mundo adulto.
¿Qué es lo que se nos ha roto a los ciudadanos del siglo XXI? Una respuesta simplista sería responder: el sistema económico. Pero, ¿quién había establecido ese sistema? Los hombres, evidentemente. Entonces, ¿qué se les ha roto a los hombres para llegar hasta aquí? Los valores en los que creían: poder, dinero, egoísmo, olvido (o desprecio) del otro, etc., etc.
Y, si eso nos ha llevado a "separar", "romper", "disgregar"..., ¿qué deberíamos hacer para recomponer la situación? Pues lo contrario: unir, colaborar, ayudar... Para que los valores que hacen grande al hombre vuelvan a ser los de la cooperación, el altruismo, el servicio, el bien común, la preeminencia de la persona sobre las cosas...
Parece ser que el ideograma chino que designa este término (crisis), lo forman dos figuras: peligro y oportunidad: 危机
Pues en eso estamos: en afrontar con decisión el peligro al que hemos sido abocados, y en aprovechar la oportunidad para construir un mundo mejor.
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