martes, 23 de octubre de 2012

¿Qué educación queremos?

Tras cuarenta años dedicado a la educación, la vida en las aulas ya se ha acabado, pero quedan pensamientos, ideas, reflexiones que de vez en cuando afloran. Y hoy puede ser un día tan apropiado como cualquier otro para escribirlas.

Me refiero ahora al tipo de enseñanza que, mayoritariamente, se imparte en este país en lo que se refiere, no ya a conocimientos, sino al enfoque de la vida y al cultivo del carácter de quienes van a ser nuestros profesionales de aquí a pocos años.
¿Qué horizontes personales, sociales o profesionales tienen hoy muchos jóvenes de Secundaria? ¿No hay demasiados que se limitan a ir a clase -de mala gana-, aprendiendo poco y a deshora? ¿No son casi todos los que piensan desde el lunes en el fin de semana... para introducirse en un vértigo de diversión vacía, estridente y quizá peligrosa?
¿Dónde están el afán de superación, el espíritu crítico ante la realidad, las ganas de formarse bien para luego aportar un grano de arena a esta sociedad tan maltrecha? Y así, sucesivamente.

No es la primera vez que cito aquí a Martha Nussbaum (que esta semana recibe el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales) porque me parece una persona clarividente en temas educativos. Hace pocos días leía una entrevista (aquí puede verse entera), en la que volvía a hablar de la importancia de las humanidades y de lo que aportan al proceso educativo -madurativo- de los alumnos. Copio dos párrafos que considero interesantes.

Creo que el ingrediente más importante para la salud de la democracia es la educación de la ciudadanía, una educación con un fuerte contenido humanístico. Tenemos que ser capaces de inculcar a los jóvenes el pensamiento crítico de Sócrates, y enseñarles cómo articular un discurso racional, cómo debatir y defender sus ideas. Para ello, claro, es esencial que tengan un profundo conocimiento de nuestra historia, que entiendan los entresijos de la economía mundial. Tenemos que cultivar la imaginación de los jóvenes para que sean capaces de ver el mundo desde el punto de vista de alguien distinto a ellos mismos.

Sabemos, por nuestras investigaciones, que la gente tiene una tendencia natural a dejarse llevar por figuras de autoridad que les seducen. Si no somos capaces de analizar nuestra realidad desde un punto de vista crítico pueden pasar cosas muy, muy malas.

Algo tiene que ver con ello lo que leí ayer mismo en el blog 'Contraposición':  un post de hace meses titulado "Cómo anular a una persona". Y no podía dejar de pensar en muchos de nuestros alumnos, indefensos ante lo que se les viene encima... por culpa de quienes hemos procurado, por encima de todo, que no les falte nada. Así comienza el artículo (que recomiendo vivamente):
Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su creatividad.
Los informes PISA, y similares, son importantes. Pero más lo son los indicadores de hacia dónde van socialmente nuestros alumnos.


1 comentario:

Clara Álvarez dijo...

Chapeau! por la entrada. Saludos.