Anda revuelto el mundo de la educación. Desde hace tiempo, pero ahora más, se vive en un casi continuo estado de incertidumbre, sorpresa, cambio... Y, desgraciadamente, pocos se acuerdan de los criterios exclusivamente pedagógicos, cuando la preocupación principal debería ser el penoso estado de nuestros estudios, sobre todo secundarios.
Hoy no deseo hablar de los problemas más candentes, que ahí están y son preocupantes, sino de algo que raramente aparece en los titulares: de los buenos profesores.
Yo recuerdo un maestro que tuve a mis nueve años, por el que siempre he sentido un profundo respeto y agradecimiento. Se llamaba D. Apolinar y ya andaba por los 60 años largos cuando nos preparaba para entrar en el bachillerato ("Ingreso" se llamaba aquel curso, y se hacía en el Instituto donde después cursábamos el bachillerato). Nos daba todas las materias del curriculum y a él le debo, entre otras muchas cosas: acabar aquel curso sin hacer faltas de ortografía; aprender a redactar con corrección; conocer in situ muchas cosas de la naturaleza durante los paseos que dábamos con él por prados y bosques cercanos; el amor a la lectura (tenía en clase un armario, a modo de biblioteca ambulante que se renovaba cada trimestre, y del que podíamos sacar los libros que quisiéramos)... Y todo ello con exigencia, pero con cariño, dedicación, entusiasmo y motivación.
Luego tuve otros profesores en el bachillerato de los que guardo un grato recuerdo y que quizá influyeron más en mi futuro universitario, pero ninguno como D. Apolinar por lo que tenía de verdadero maestro.
Hace unos pocos años, hice una pequeña encuesta entre alumnos de mi instituto y, entre otras cosas, les preguntaba qué valoraban más en un profesor. Por supuesto, aparecían respuestas sobre sus conocimientos, la capacidad para transmitirlos, el buen carácter... Pero me llamó especialmente la atención las muchas referencias a la capacidad de preocuparse por el alumno, incluso en cosas aparentemente alejadas de la mera enseñanza.
Hace pocos días leí y vi en internet algunos artículos y videos que me hicieron volver a pensar en D. Apolinar y en los buenos maestros de antes y de ahora, que los hay y muchos.
4 comentarios:
Para ti,Luis. Espero que te guste.
http://www.youtube.com/watch?v=0QmU2pkCQLk
Un abrazo.
Una de las preguntas que se les hace a los alumnos de mi instituto cuando rellenan la "ficha del alumno" es precisamente esa, y la respuesta ganadora este año ha sido "que comprenda los problemas de los jóvenes"...
Un saludo.
Ricardo: ¡muchs gracias por hacerme rememorar esa secuencia!
Negrevernis: se ve que, a los alumnos, en todos los sitios les preocupan las mismas cosas.
¡Saludos a ambos!
Yo también tengo a una maestra que me marcó: Rosa Martín. La verdad es que sus conocimientos se me grabaron a fuego pero básicamente porque me enseñó de verdad, me hacía sentir muy cómoda en clase y creo que sacó lo mejor de mí. Tiene buena parte de culpa de que años más tarde hiciera cursos de formación de educación infantil. Ánimo maestros!!!
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