sábado, 21 de marzo de 2009

Panem et circenses

Anda últimamente revuelto el mundo clásico, obligado por las noticias que llegan sobre cambios de planes en los estudios de bachillerato y en los universitarios (el foro de Chiron es testigo de esas preocupaciones). Y ya se sabe que, cuando se habla de cambios, poco bueno se puede esperar para el latín y para el griego. La experiencia nos ha hecho muy suspicaces...

Ahora que vuelven a soplar vientos contrarios, se me venían a la memoria otras situaciones parecidas, de las que salimos maltrechos, pero vivos. En los últimos decenios, cada nuevo plan venía a recortar lo ya cercenado por el anterior.

Yo estudié según el plan de bachillerato del 57 (variante del plan del 53, que fue el primero que separaba -en el bachillerato superior- a alumnos de ciencias y de letras). Hasta entonces, todo alumno cursaba en su bachillerato tanto materias humanísticas (latín y griego entre ellas) como científicas.
La presencia de nuestras materias, aún era notable: Latín en 3º y 4º de bachillerato para todos. Latín y Griego en 5º, 6º y Preuniversitario para los de 'Letras'.

El siguiente paso fue la ley de 1970, que establecía un bachillerato de tres años, más el COU, con Latín obligatorio en 2º, y Latín y Griego en 3º y COU de 'Letras'. Habíamos pasado de cinco a tres años de Latín, y de tres a dos de Griego.

La desolación vino con la Logse de los años 90: Latín y Griego reducidos a terreno de absoluta optatividad. Eso sí: unos créditos de Cultura Clásica 'variada', que no suponen un gran esfuerzo para el alumnado. Porque lo de la 'escuela comprensiva' era el dogma pedagógico de turno, importado de Gran Bretaña, donde lo habían abandonado ya por el fracaso escolar que provocaba...

Y ahora llega la LOE, que no ha proporcionado demasiadas alegrías al profesorado de clásicas. Es más: amenazan desde algunas instancias con la supresión de ciertas optativas, mayoritariamente muy bien aceptadas.

Ante tal panorama histórico, a uno le viene una pregunta insistentemente a la cabeza: ¿Por qué ese continuado e implacable ensañamiento (que es bastante aplicable a todas las humanidades)? No se me ocurre más que una explicación: son estudios incómodos, no para los alumnos, sino para quienes detentan el poder político. Son estudios que fomentan la reflexión, el pensamiento, el sentido crítico. ¿Qué fomenta el actual sistema educativo? El gusto por lo fácil, lo útil, lo placentero... El adolescente y el joven, mejor si está aletargado, perezoso, contento con su felicidad de saldo.
Es triste constatarlo, pero hemos vuelto al panem et circenses para que el pueblo no piense demasiado, no vaya a ser que dé problemas...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un análisis muyavertado y ajutado a la realidad. Saludos

Brétema dijo...

Estimado amigo, contactamos con tu blog por mediación del de Dilaida. Nos parece interesante y creemos oportuno el remitirte al blog de un seguidor nuestro, Antonio Martín Ortiz (Catedrático de Latín y Griego), dado que la similitud entre ambos por el interés y potenciación de estas lenguas puede ser de mutuo interés para ambos. Un saludo, Grupo Poético Brétema.

Anónimo dijo...

Hola,
he leído, en otros blogs, algún que otro post sobre la cuestión. En mi opinión, la de un mero entusiasta de las culturas clásicas, ninguno tán lúcido y certero como éste. Es evidente a estas alturas que ya la política (la política que cuenta)la hace el Mercado. Los gobernantes (meros tontos útiles del Sistema) se limitan a hacer cosmética política (más o menos progre, más o menos retro) y a mantener, inconscientes, el engaño. Y es triste, pero cierto, que la sociedad no necesita ciudadanos libres y autónomos, ni mentes reflexivas y cultivadas, ni espíritus críticos... pensar es una actividad muy grata, ciertamente, pero... tan barata... tan peligrosa para lo establecido. Lo que esta sociedad del Mercado necesita, no nos engañemos ya, son... consumidores. Es eso lo que estamos fabricando, en nuestros hogares, en nuestras escuelas... con la ayuda de la tele, eso sí... masas sumisas y acríticas, permeables a la publicidad y a su subrepticia propaganda ideológica (de hecho lo que se anuncia no son los productos sino los valores del Mercado), ciudadanos virtuales instalados en una realidad mediatizada y sin contenido, individuos entregados a un ideal que les exige el escamoteo cínico de su propia humanidad,... En fin, eso es lo que necesita la máquina para seguir funcionando,...
y eso es lo que tendrá ad nauseam, o al menos mientras no nos tomemos realmente en serio aquella máxima de Savater...
"La felicidad está en tener una mente compleja y gustos simples, y el problema es que la gente tiene mentes simples y gustos complejos"

Saludos.