En el blog 'El Adarve', al que ya hice referencia en la anterior entrada, se recogen unas ideas contenidas en el libro de Ken Bain titulado Lo que hacen los mejores profesores universitarios.
Dentro de pocas semanas, volveremos todos a las aulas. Y, como lo que dice el profesor Bain es perfectamente aplicable a cualquier profesor de secundaria, me gustaría glosar esas ideas, aunque sea brevemente. El enunciado de cada punto corresponde al autor del libro; lo que sigue es mi añadido personal a esas afirmaciones.
1. Generar expectativas. Los buenos profesores invitan, alientan, abren horizontes, motivan, buscan lo positivo de cada alumno...
2. Partir de lo cotidiano. Hay que relacionar los conocimientos con la realidad inmediata, conectar los asuntos corrientes con temas más esenciales y profundos.
3. Dominar la materia. Que el alumno note que su profesor sabe. Que no recurre habitualmente a viejos y amarillentos papeles, y que no repite los mismos tópicos.
4. Esperar más. Es muy formativo confiar en el poder de aprendizaje de los alumnos, en su capacidad. Estirar de ellos hacia arriba. No frustrar ambiciones, sino desarrollar el potencial que todos llevan dentro.
5. Ser abiertos. Es bueno a veces hablar a los alumnos sobre el propio itinerario intelectual. Que vean las ilusiones, con sus logros y sus dificultades, hechas vida en su profesor.
6. Amar la docencia. No depende de lo que se diga, sino de la actitud vital del profesor. Un alumno se da cuenta enseguida si su profesor se lo pasa bien enseñando.
7. Hacer autocrítica. Es bueno educar mostrando que todos cometemos fallos, y que sabemos rectificar cuando nos damos cuenta, sin cargas las culpas al sistema o a los alumnos.
8. Crear entornos para el aprendizaje. Promover un ambiente grato, pero exigente; amable, pero sin simplezas; lleno de expectativas y de objetivos ambiciosos, pero sin ocultar que su logro exigirá esfuerzo.
9. Evitar la arbitrariedad. Procurar la justicia, no mostrar preferencias personales, aunque se alabe el buen trabajo de algunos alumnos.
10. Hacer comunidad. El buen profesor forma un equipo con los demás docentes del centro; sabe trabajar con ellos siempre que convenga; aporta su grano de arena al esfuerzo educativo común.
Si alguien me preguntase cuál o cuáles de estos puntos considero más relevante, me vería en un aprieto. En todo caso, señalaría que algunos van más dirigidos a la tarea de base del profesor (los puntos 3. 6. 7. y 10.) y que vienen a ser como los cimientos del trabajo educativo. Del resto, me inclino por dar prioridad al hecho de generar expectativas (1) y esperar más de los alumnos (4). De todas formas, sería bueno no obviar ninguna de esas prioridades, porque es el conjunto lo que hace atractiva la figura del docente.
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