martes, 26 de junio de 2007

NIHIL NOVVM SVB SOLE...

Con motivo de la conferencia que el profesor Francesc Casadesús pronunció en Barcelona y que comenté brevemente en mi anterior entrada, leí un artículo publicado por él en 1998 en el que recogía las siguientes palabras de Josep Pla, que traduzco del original:
La educación en este país da cada día menos importancia a las humanidades, a las ideas generales, a la cultura auténtica, y da la máxima preponderancia a los conocimientos prácticos (...), que no son más que conocimientos recreativos y extremadamente primarios (...). La auténtica educación, en todas partes, consiste en el avivamiento de la memoria humana y esta activación sólo se ha conseguido, hasta ahora, con el estudio de las lenguas clásicas, de la historia y de las matemáticas. El mundo que se está formando (...) será un mundo horripilante, sin ninguna gracia, sin ningún gusto, pesado y de un aburrimiento plúmbeo y oceánico. Será el mundo de los tecnócratas, de los tecnócratas de los papeles, de las estadísticas (generalmente falsas), de la irrealidad (...). Estos tecnócratas crearán, además, un tedio insoportable, una sociedad imposible de aguantar, de una mediocridad asfixiante. (Josep Pla, Notes per a Sílvia, vol. 26 de la obra completa, pp 344-345)
El texto que precede lo publicó Josep Pla el año 1974, dentro de su obra completa. Treinta y tantos años después, estamos en las mismas. La sugerente adjetivación que utiliza podría resultarnos hoy algo exagerada: un mundo horripilante, colmado de un aburrimiento plúmbeo y oceánico; la sociedad, de una mediocridad asfixiante. Pero hay un algo de verdad en sus palabras.

Llama también la atención su crítica de los conocimientos recreativos y extremadamente primarios: una radiografía certera de nuestra ESO que, hace más de treinta años, nadie con sentido común hubiese podido prever, ni siquiera en una noche de delirio.


Vuelve a demostrarse que los escritores, como observadores atentos de la sociedad, suelen avanzarse a su tiempo y nos avisan. Pero rara vez les hacemos caso: la sociedad parece ya tan mediocre que no está para tales sutilezas.


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