miércoles, 1 de noviembre de 2006

IR AL HUERTO

Hoy voy a dejar el latín y el griego un poco de lado, porque me han llevado al huerto...
Cuando alguien utiliza esa expresión está tratando de decir que ha sido hábilmente engañado. Es una manera coloquial de hablar. Y "huerto" no es más que el símbolo del engaño.
Pero, a veces, se puede ir al huerto (sin comillas) en sentido literal (stricto sensu). Me explico:

Hace unos días, tenía guardia por la tarde en el instituto. Es decir, que debía estar al tanto de si faltaba algún profesor para hacer la sustitución. Pues sí: faltaba una profesora que tenía un grupo de alumnos de segundo de ESO. ¿Dónde? En el huerto. Sí, sí, en el huerto del instituto.

Desde este curso, tenemos lo que se llama 'aula abierta'. Es decir, que algunos alumnos que no siguen el ritmo normal de la ESO (si se le puede llamar normal a 'ese' ritmo), pasan unas cuantas horas a la semana (en este caso, doce) fuera del aula. O sea, que se les 'abre' el aula para que salgan y hagan otras cosas. ¿Cuáles? Manualidades y huerto, sobre todo.

Y allá voy yo a vigilar que el grupo de cinco alumnos hagan lo que tienen que hacer y obedezcan a la persona que intenta enseñarles cómo se lleva un huerto. Ya han conseguido plantar coliflor, acelgas, espinacas, lechuga, cebolla, puerros... Y hasta un pequeño cercado con menta, romero y otras plantas aromáticas. De todas formas, aún no tiene el agradable aspecto del huerto de la foto.

Ahí se pasan seis horas a la semana, con la persona que les enseña a plantar, regar, abonar, etc., más un profesor, porque los alumnos no pueden estar únicamente con alguien que no es profesor del centro. Y son cinco. Cinco alumnos requieren dos personas mayores. Y durante seis horas a la semana. Desde un punto de vista económico, ruinoso. Y desde un punto de vista educativo... no sé.

Lo que sí sé es que mal van las cosas si en los centros escolares hay que recurrir a estas soluciones para que determinados alumnos molesten lo menos posible. Porque esa es la razón última. Mal van las cosas, no en ese centro en concreto, sino en el sistema en general. Lo que pasa es que todo el mundo lo sabe, pero nadie pone remedio. O sea, que en esto los políticos también nos llevan al "huerto".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Míralo por el lado positivo hombre! Las cosas ecológicas se pagan a precio de oro, podeis montar una fruteria y forraros!

Luis Inclán García-Robés dijo...

Anónimo:
¡Te agradezco el toque de humor! Vale más tomárselo así; tienes razón.